17 de febrero de 2015

EL CENTRO HISTÓRICO

Héctor Hernández

 Elemento urbano  desatendido, la banqueta representa tan solo una pequeña muestra de un punto donde convergen multitud de intereses, dependiendo del ángulo de observación.

En Coatepec, como en otros lugares, es notoria la ausencia de la intervención de alguna autoridad que manifieste interés en controlar el crecimiento desmedido, la modificación de la imagen urbana que la modernidad y el tiempo reflejan en el entorno.

Los habitantes, los visitantes que deambulan por el pueblo mágico coatepecano tienen que sortear innumerables situaciones que complican el recorrido peatonal.

El desgaste de banquetas por fracturas o hundimientos causados en ocasiones por el peso de vehículos que exceden la resistencia para las que fueron calculadas.

Rampas construidas para facilitar la entrada vehicular a cocheras, bodegas o viviendas que los propietarios necesitan establecer.

Escalinatas, quicios exteriores que reducen las ápor donde las personas habrán de transitar.
Esas tapas de registros subterráneos que sobresalen el nivel de las banquetas.

El descuido, la maleza, la basura que a veces ocultan las heces de los canes, los mojones, que sorprenden y molestan al ciudadano que orgulloso transita por su pueblo.

Por las noches la penumbra, la falta de recursos, manifiesta la más espantosa callejuela que alberga al probable vagabundo, en esas condiciones  en el centro del pueblo está el atraco.

No hay autoridad que resuelva este desorden, que la fatalidad y el desánimo nos depara.

Bienvenidos, esperemos el incremento al predial, el justo cobro por estacionar tu coche hora tras hora.

Esto es al fin coatepecanos, lo que el destino nos guardaba, la sorpresa de un gobierno voraz e incompetente.

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