20 de agosto de 2014

HABLEMOS SÓLO DE BÉISBOL

Arturo Díaz


ORACIÓN DEL PELOTERO

GRACIAS SEÑOR:
Porque tu bondad y misericordia infinita me han permitido llegar al final de una temporada más de béisbol

GRACIAS SEÑOR:
Porque me has sembrado en el campo de la vida para dar fruto.
Y porque se bien que mi tiempo es limitado, es mayor mi agradecimiento.

GRACIAS SEÑOR:
Porque me has hecho peregrinar en el campo de los sueños.
Donde se realizan todas mis ilusiones y en donde se concretan mis realidades.

GRACIAS SEÑOR:
Porque me has regalado una temporada más así como el don de asistir a un parque de béisbol y de permanecer en el terreno de juego donde la alegría y la tristeza, la tranquilidad y la angustia se mezclan en mi interior para reconocer mi propia debilidad y para sentir toda tu grandeza como manager supremo en el juego de la vida.

GRACIAS SEÑOR:
Porque en esta temporada que ha terminado, me has regalado la oportunidad de abrir un camino hacia la trascendencia de un trabajo, de una obra, de una vocación. Así como la realización personal al jugar un juego de béisbol

GRACIAS SEÑOR:
Porque tu providencia divina se manifiesta en un guante, un bate y una pelota,  los que se convierten en instrumentos a mi servicio, con los cuáles me participas del premio y trofeo que me otorgas cada día en cada juego.
Porque a través del tiempo y de la vida que me has regalado me has permitido hacer lo que tanto me gusta: Jugar béisbol

GRACIAS SEÑOR:
Ha terminado una temporada más de béisbol, la cual se ha convertido
en días, semanas y meses de una vida, a la cual me he entregado sin tiempo, sin medida y sin reserva.  Permite que en la misma forma y con la misma pasión me entregue a ti y acepte obediente tus señales y siga participando en el juego de la vida.  Que también es un juego de béisbol.

GRACIAS SEÑOR: 
Porque me diste fuerza y vitalidad para combatir mi conformidad; Animo y tenacidad para luchar contra la pereza y el cansancio, así como la entereza y decisión para no dejarme llevar por la vanidad, la soberbia y la egolatría. Gracias por la humanidad, que es difícil de aceptar y cultivar, porque si no fuera así, nunca te hubieras sentido dentro de mí.

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